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Siempre Borges

Siempre Borges, el argentino Jorge Luis Borges (1899-1986), siempre nos ha sorprendido con su verbo de pluma profundísima y eterna, entre dos aguas, entre dos hadas, entre dos océanos de verbo, enigmas y dédalos como rollos de papiro emergiendo de una mente milenaria y erudita.

Nos hace balbucear cuando queremos ubicarlo entre esos dos universos de paredes sin estuco ni fierro en donde escribió: la literatura y la filosofía, esta última puesta como cuñas mesopotámicas entre sus metáforas, sus tropos, giros y narraciones, alimentando como afluentes de un gran río,ensayos y poemas que colgó en su tela infinita de lucidez, para nosotros.

Otra entrega nuestra relacionada al tema está en: Dos laberintos

Y como una de sus muchas entradas a la filosofía, firmó este fragmento al escribir su cuento La Forma de la Espada, (publicado dentro de la obra: Ficciones) que nos recuerda aquella vieja sentencia según la cual “nada de lo humano nos es ajeno…”, pues todos somos diferentes en un sentido, pero similares en otro. Pensemos desde esta página entonces:

“Mi sobretodo y mi revólver estaban en mi pieza; cuando volví, encontré a Moon tendido en el sofá, con los ojos cerrados. Conjeturó que tenía fiebre; invocó un doloroso espasmo en el hombro.

Entonces comprendí que su cobardía era irreparable. Le rogué torpemente que se cuidara y me despedí. Me abochornaba ese hombre con miedo, como si yo fuera el cobarde, no Vincent Moon. Lo que hace un hombre es como si lo hicieran todos los hombres. Por eso no es injusto que una desobediencia en un jardín contamine al género humano; por eso no es injusto que la crucifixión de un solo judío baste para salvarlo.

Acaso Schopenhauer tiene razón: yo soy los otros, cualquier hombre es todos los hombres, Shakespeare es de algún modo el miserable John Vincent Moon.”P1000514

Agreguemos nosotros humildemente y no sin temor, que ya habíamos escuchado una frase que increpaba: “El que se considere libre de pecado, que arroje la primera piedra”.

Les reitero: Cada libro aguarda por nosotros. No lo dejemos allí, plantado.

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