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La Fiesta del Chivo

Un breve fragmento de la ya citada y referida novela de Mario Vargas Llosa, La Fiesta del Chivo, cuyo tema es la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, en la República Dominicana, largamente vivida, desde 1930 hasta 1961, cuando el tal sujeto muere asesinado, me hace hoy detener la relectura que de dicha obra hago, para subirle mi breve comentario de hoy.

Según el dinero, según la duración…

Cuando cualquier tiranuelo en cualquier geografía, desencadena sus intenciones de quedarse para siempre o hasta que él mismo diga, también se desencadenan fuerzas opositoras que terminan tarde o temprano, controladas o no, por enfrentarse a tal pretensión, dada la naturaleza humana, universal obviamente, de rebelarnos contra todo lo que sea o parezca impuesto a la fuerza.

Sin embargo, a mi modesto comentario de hoy agregaría, con el respeto de ustedes, que la balanza se inclina hacia uno u otro lado, según se incline el sector comercial y financiero, sea éste nacional o internacional, pequeño, mediano o grande.

Protestas e indiferencia

Y no hablo de financiamiento de revueltas solamente. Hablo de algo mucho más sencillo y cotidiano: su incorporación a protestas, remitidos, manifestaciones, activándose en las trancas y trancones, por ejemplo, en forma sistemática y consciente, bajo calendario incluso. Muchas veces la actitud de tales sectores no es otra sino la de la indiferencia cuando no los afecta directamente. Cuando las acciones los obligan, no pueden sino suspender forzosamente sus actividades.

Así hablo del sector de los taxistas, por ejemplo; o el de los centros comerciales; o la medicina privada de consulta externa; o los restaurantes; el comercio en general, digo.

Vayan ahora sí y muy breves, las palabras del autor de La Fiesta del Chivo, en su novela:

“Hasta hacía pocos meses, cada vez que sus amigos comenzaban a hablar mal del régimen, él callaba como una esfinge y nadie le sacaba una opinión. No quería perder su puesto de administrador de la Fábrica Dominicana de Baterías, que pertenecía a la familia Trujillo. Habían tenido una situación muy buena hasta que, debido a las sanciones, los negocios se pusieron de cabeza.”

Extraigo para ustedes mi invitación, del PDF disponible. Entre las páginas 235 y 236.

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