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Ocupados por Okupas, vaya pues

Eso es lo que tememos ahora, en este extraño y ajeno siglo XXI: ser ocupados por Okupas, ser ocupados nuestros espacios por seres extraños y propios al mismo tiempo, sin remedio y sin ley, aunque nuestra estructura jurídica e institucional, ya casi caduca en estas lides, pretenda protegernos bajo la carpa de la propiedad.

El fenómeno de los Okupas, o sea, el de personas llegando a invadir – con o sin violencia – inmuebles y propiedades, especialmente aquellos aptos para vivir o residir, por el carácter y significación política del término, escrito con k, ya trae de cabeza a parte de España, por ejemplo, pero también ha avanzado en otras partes, con otro nombre, abriéndose paso tras la piedad, la ayuda al necesitado y tras ciertas ideologías, sobre todo, las que promueven las fulanas invasiones.

En Bestiario, una de las colecciones de cuentos literarios del gran escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984) aunque sin mostrar expresamente el fenómeno o alguno parecido, podemos asistir a la ocupación de una grande y vieja casa de una de las barriadas del Buenos Aires de los años cuarenta del pasado siglo, por la gente más extraña pero cercana al mismo tiempo: fantasmas, o algo que se les asemeja. Esto nunca quedó dicho por el autor.

Podemos leer la biografía de Cortázar en: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cortazar.htm

Los okupados

Los protagonistas de este temor, sucumbiendo al final y dejando su propia casa son Irene y quien narra, ancianos y solterones propietarios, dos hermanos que desde su soledad y rutina doméstica, pasan los días en la mansión, viviendo de recuerdos y de sus rentas heredadas. Y de pronto empiezan a escuchar ruidos y murmullos, especialmente desde una parte de la casa, la que da al patio, después de trastumbar los corredores y la cocina.

Salkedus trae hasta sus salkeditas, la reflexión muy a propósito, en relación con la propiedad y el vigente derecho de herencia, hoy casi okupado también, por esa mala espina de confundir unas cosas con otras, en este caso, necesidad de albergue, posibilidad de disponer cada quien de lo suyo, ayudas al prójimo y el espejismo de la igualdad, el verdadero fantasma detrás del fenómeno.

Y entonces Julio Cortázar escribe:

“Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación.

Y Cortázar continúa:

«También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.

Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:

-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.

Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.

– ¿Estás seguro?

Asentí.

-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.

Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.

Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.

-No está aquí.

Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.

Pero también tuvimos ventajas…”

(Pp. 14-16 de la edición impresa por Alfaguara, Buenos Aires, 2007.

Salkedus tiene otra entrada del célebre autor, en relación a otro de sus cuentos: https://salkedus.com/autopista-de-encuentros-cortazar/

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