José Saramago, de quien ya hemos hecho aquí varias entregas, una de ellas en: https://salkedus.com/el-cain-de-saramago/ poseía una magnífica técnica para el metatexto, evidente singularmente en varias de sus novelas. En este caso en la increíble: Las intermitencias de la muerte, publicada en 2005. Como claramente indica su título, se trata de un fascinante y envolvente relato que cuenta acerca de en un país en el cual repentinamente la gente deja de morir. Así mismo, deja de morirse. La muerte de todos y de nadie queda suspendida a lo largo de toda la trama, hasta que…
Y como acostumbra el viejo maestro portugués, aparte de capturarnos con sus ingeniosas creaciones, de tarde en tarde nos entrega algunos metatextos, esa suerte de notas aclaratorias sin previo aviso, en medio de sus narraciones o de sus diálogos. De ese modo el autor interviene ‘desde fuera’, involucrándose como si fuese un observador; pero también involucrándonos en su corriente dramática. O jocosa. O mordaz; o sarcástica, como en muchos casos suele hacer Saramago.
Discurso entrelazado
En efecto, Salkedus entiende por metatexto el discurso hecho por algunos escritores sobre su propio escrito y dentro de sus líneas, entrelíneas, literalmente, como si el texto fuese visto y criticado por un tercero, a los efectos de divagación positiva o enriquecedora. Así confiere a su letra adjetivación y caminos adicionales a la acción.
Se dice que el metatexto trasciende al autor, es decir, es creado como si el escritor se saliera de sí mismo y se observara desde arriba en su labor de escribir, para luego comentar o tomar una postura sobre lo que él mismo acaba de escribir. Al respecto puede verse: https://es.wikipedia.org/wiki/Metatextualidad_(teor%C3%ADa_literaria)
Un inquietante ejemplo les ofrecemos, desde Las intermitencias de la muerte. Es, como se expresó, una revisión fugaz escapada de la pluma – del teclado inspirado, claro – que nos habla de las mil posibilidades de creación y del genio de quien naturalmente – como si nada – las ejecuta.
Campesinos sin morir…
“Los actores del dramático lance que acaba de ser descrito con desusada minucia en un relato que hasta ahora había preferido ofrecer al lector curioso, por decirlo así, una visión panorámica de los hechos, fueron, cuando su inopinada entrada en escena, clasificados como campesinos pobres. El error, resultado de una impresión precipitada del narrador, de un examen que no pasó de superficial, deberá, por respeto a la verdad, ser inmediatamente rectificado. Una familia campesina pobre, pobre de verdad, nunca llegaría a ser propietaria de un carromato ni tendría posibilidades para sustentar un animal de tanto alimento como es la mula.”
Claro. Saramago y su técnica para el metatexto. Ya Saramago había descrito y narrado ciertos hechos importantes de la novela, necesarios no solamente para entender el fragmento citado sino para la comprensión de un metatexto en su exacta medida. Páginas antes nos había presentado a varios personajes, al momento en que sobre un carromato de mulas y dirigiéndose a la frontera, llevaban a unos no-muertos, no-vivos – personas en ‘situación de muerte parada’ – a los fines de enterrarlos. Recordemos que el tema de la novela es el de un país en el cual nadie muere, fuera cual fuera su situación, su edad, su mal…
Hablamos entonces de Saramago y su técnica para el metatexto
Las citas textuales son tomadas de la edición impresa de la obra, a cargo de Punto de Lectura, Santillana Editores, 2005, pp. 54, 59.