Buscando en mis re-lecturas he hallado el poema Silva Criolla, del poeta Francisco Lazo Martí (1869-1909); y dado que en él hay algún contenido a propósito de la sequía y su mortal hermano, el fuego, sin poderme resistir a su embrujo de metáforas y ensoñaciones, les quise dejar a su deleite, en medio del abrasador fuego que consume nuestro Amazonas universal, unos fragmentos, con mi modesto y breve comentario:
Monstruoso incendio, dice el poeta…
«Ya dos veces, monstruoso y despiadado
sobre la tierra pródiga, el incendio
su abanico flamante ha desplegado;
ya dos veces, por furias impelido,
las yerbas infecundas
su aliento abrasador ha consumido;
y de pie sin cejar, y frente a frente
con el río que impasible está delante,
humo y llamas lanzando su turbante
ha brillado en las noches del desierto
como si fuera un faro ignipotente
clavado en la ribera de un mar muerto.”
Amazonas, no te rindas
Se ha referido el poeta a la terrible lid librada entre río y fuego, fuego y río. Se vuelca su lira hacia la tierra llana, lar de su nacimiento para de ello servirse en su deseo criollista de amor al natal suelo. Menudo problema de pasiones, acciones y decisiones: ¿partir o permanecer? ¿Morar en un eterno allá; o tornar?
No obstante quiero hoy, aparte de oradar esa diatriba que arde en medio de la selva, quiero hoy, decía, llamar al verso hallado en una de mis re-lecturas: una sin par tinta de acuarela del poeta citado refiriéndose a nuestro actual eterno – y cíclico – drama del país (un país tropical, Brasil por ejemplo) vuelto desierto sin cactus ni cujíes; ni musa quién lo llore.
No en vano he invitado frecuentemente a todos a la lectura de quienes la escritura es vida e impecable arte. Ahora, les invito hacia el poema sediento, del poeta guariqueño Francisco Lazo Martí.
Y en mi propia inconformidad, mi empeño en no dejarme vencer, les rescato de igual modo la esperanza del poeta que en otra de sus líneas y en medio de los anillos de la constrictora boa de la sequía escribe:
“Cuando mengüe la Luna habrá verdores
en el fresco bajío;
y cerriles hatajos corredores
y venado bisoño,
en las tempranas horas del rocío
alegres pacerán tiernos retoños.”
Silva Criolla (a propósito de la sequía), poesía de Lazo Martí.
Disponible en PDF.
Mira también muy a propósito, nuestra entrega de: Lluvia de tu Cielo