Elefante
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Cambiar las cosas no es fácil

Contando la historia del largo viaje de un elefante, desde España hasta Austria, el portugués José Saramago muestra en forma muy reveladora, cómo en la naturaleza humana cambiar las cosas no es fácil. Se trata de El Viaje del elefante, su última novela, escrita en 2008. Los personajes, en su recorrido y en su carácter y condición, van haciendo reflexionar al lector avezado en torno a si tal viaje no será también, el viaje interior que cada uno de nosotros pudiera hacer para el logro de un gran objetivo, impuesto por la vida misma o decidido por nosotros.

Un viaje físico y un viaje interior

Decidir ponernos en camino – que no es fácil, cambiar las cosas no es fácil – es ya el inicio del viaje de crecimiento que como metáfora va siendo narrado por Saramago con su personaje central el elefante, llamado Salomón. Desde Belén, muy cerca de Valladolid (España) y acompañado de su cornaca (maestro conductor) y de una caravana, se pone en marcha acompañado de un significativo séquito, donde no está ausente un pelotón de caballería de la Guardia Real portuguesa. Mira también aquí: https://lamenteesmaravillosa.com/el-valor-de-emprender-el-viaje-interior/

“La caravana era la que había sido anunciada, el cornaca, que presidía, allá en lo alto, sentado sobre el cuello del animal, dos hombres para ayudarlo en lo que fuera necesario, los otros que deberían mantener el abastecimiento, el carro de los bueyes con la cuba del agua, que los accidentes del camino constantemente hacían ir y venir de un lado a otro, y un gigantesco cargamento de fardos de forraje variado, el pelotón de caballería que respondería por la seguridad…” (P. 33)

Historia real, historia verosímil…

La historia se ubica en el siglo XVI, la época de Juan III, rey de Portugal, quien había decidido enviar al paquidermo como regalo a su primo el archiduque Maximiliano de Austria. Eso significó un enorme recorrido por territorios españoles hasta el puerto de Barcelona, donde sigue por mar hasta Génova, Italia, para ascender luego por toda la península hasta arribar a Viena, Austria, su destino final.

Cualquier lugar es el mismo siempre…            

Cualquier lugar es el mismo siempre. Para un elefante por supuesto. Pero para muchos hombres o mujeres también lo es. Para quienes los viejos hábitos, rutinas, creencias, pero sobre todo, el reservorio de respuestas preestablecidas que les impiden salir de la inercia de la vida, ocurre igual. Igualito. Y como elefantes, como elefantes blancos se dice a veces, van dejando pasar la vida, rechazando todo cambio, sin atreverse a ponerse en viaje, activando una ruta que, sacándoles de su zona de confort, venza la modorra de su conformidad.

“Hablas como un letrado, Soy simplemente un cornaca que hizo algunas lecturas en la vida, Qué pasa con Solimán (Salomón), qué es eso de que tiene que descansar durante la primera parte de la tarde, son costumbres de la India, mi señor, Estamos en España, no en la India, Si vuestra alteza conociese a los elefantes como yo tengo la pretensión de conocerlos, sabría que para un elefante hindú, de los africanos no hablo, no son de mi competencia, cualquier lugar en que se encuentre es la India, una India que suceda lo que suceda siempre permanecerá intacta en su interior, Todo eso es muy bonito, pero yo tengo un largo viaje por delante y ese elefante me hace perder tres o cuatro horas por día…” (Pp. 170-171).

Es que cambiar las cosas no es fácil…

Del mismo autor, también puedes revisar en nuestro blog: https://salkedus.com/el-cain-de-saramago/

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