¿Han dudado alguna vez sobre quiénes son? ¿Quiénes son quiénes? ¡Ustedes! ¿Nosotros? No, jamás. Yo, por ejemplo no. ¿Quién es usted? Yo soy Jesús Salcedo. No, no, ese es su nombre. La pregunta es, ¿quién es usted? Eh, eh, eh, yo soy profesor. No, no, esa es respuesta a la pregunta: ¿qué hace usted; o qué oficio o profesión tiene? La pregunta fue otra. Pues… Soy un humano. Pero eso somos todos; y no obstante nos diferenciamos grandemente unos de otros. ¿Quiénes somos, en realidad, pensantes filósofos? Dudar quién es uno… ¿Quién es usted entonces? Un ciudadano de esta tierra. Eso no lo identifica ni lo caracteriza. Por el contrario,…
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Esperanzas, siempre esperanzas…
Cuando el escritor se adentra en intersticios como los del tiempo, los del comienzo y del final de lo existente, pueden surgir dos o tres poderosas líneas como las citadas un poco más abajo, interrogándonos acerca del carácter circular – o no – del tiempo; y con el desarrollo de la vida, aprendiendo a hacernos la pregunta, aunque sea, de si el tiempo seguirá aun después de desaparecidos los dueños o creadores de su noción, difusa y pegajosa. Esperanzas, siempre esperanzas… ¿Habrá mundo después de nosotros? ¿Desaparecido para siempre el sol y sus consecuencias, seguirá habiendo Sistema Solar? Los otros cuerpos que alrededor de él giraron desde cuándo, ¿seguirán haciéndolo,…
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Todos los nombres me suenan a Saramago
“Las aulas se sucedían unas a otras a lo largo de los pasillos que daban la vuelta al colegio, se respiraba por todas partes el olor de la tiza, casi tan antiguo como el de los cuerpos, hay quien dice que Dios antes de amasar el barro con que después fabricó al hombre y la mujer, comenzó dibujándolos con una tiza en la superficie de la primera noche, de ahí nos vino la única certeza que tenemos, la de que fuimos, somos y seremos polvo, y que en una noche tan profunda como aquélla nos perderemos.” Un dios creando Complacencia imaginando a un dios, o a Dios, haciendo de enseñante,…
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Saramago, de las letras mágicas nos contó…
José Saramago (1922-2010), ver: Todos los nombres me suenan a Saramago escritor portugués a quien debemos reconocer su capacidad de sorprendernos, de su imaginación y de sus letras mágicas nos contó una vez, no ahora sino en 1986, fecha de la primera publicación de esta novela portentosa e infinita llamada La Balsa de Piedra, que un día, un mal día, una parte del continente europeo, una parte física y tangible, se desprendió del resto de la masa continental, ¡zambomba! Y así desprendida vagó flotante por los mares… Una balsa perdida como un país En el comienzo de este gran relato, del cual desde Salkedus citamos una pequeña parte, como…