“Jugué, sin convicción, con el melodramático propósito de destruir(la), acaso por el fuego.” En su fantasioso cuento: Veinticinco de agosto, 1983, Jorge Luis Borges, como siempre enigmático y fabuloso, sostiene un terrible diálogo con su heterónimo, consigo mismo, entiéndase. Y la frase que da título a nuestra entrega no es otra que la más enigmática de las que pudieran leerse en el cuento, cuyo tema es el imaginario encuentro de dos Borges: uno muy viejo, y uno joven, compartiendo espacio y tiempo. Efectivamente, como respuesta a la pregunta hecha por uno de los dos Borges del diálogo, sobre si publicaría sus obras todas, el otro Borges, el “protagonista” responde: —“Jugué,…
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Dos laberintos
Cuento de Borges, Los dos reyes y los dos laberintos
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Funes, el Memorioso
Cuento de Borges, Funes, el Memorioso, sobre un hombre que recordaba, sin poder olvidar ni los detalles de la vida...
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Siempre Borges
Siempre Borges, el argentino Jorge Luis Borges (1899-1986), siempre nos ha sorprendido con su verbo de pluma profundísima y eterna, entre dos aguas, entre dos hadas, entre dos océanos de verbo, enigmas y dédalos como rollos de papiro emergiendo de una mente milenaria y erudita. Nos hace balbucear cuando queremos ubicarlo entre esos dos universos de paredes sin estuco ni fierro en donde escribió: la literatura y la filosofía, esta última puesta como cuñas mesopotámicas entre sus metáforas, sus tropos, giros y narraciones, alimentando como afluentes de un gran río,ensayos y poemas que colgó en su tela infinita de lucidez, para nosotros. Otra entrega nuestra relacionada al tema está en:…