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Millás y su mundo imaginario

Millás y su imaginación heterodoxa y sin calibrar. Millás y su mundo imaginario. Juan José Millás, escritor español de quien ya sabemos algo desde Salkedus, insiste en casi toda su obra en trabajar el tema de los mundos simultáneos y paralelos. El del personaje, que vive su vida cotidiana refugiado en sus pensamientos y dudas; y el que éste imagina, viendo alrededor y dejando fluir la mente hasta establecer una nueva realidad. Una realidad que se funde a la primera para llegar al encuentro con el lector desde el mundo caótico que éste debe enfrentar.

Así es en sus novelas: El orden alfabético; Dos mujeres en Praga. Y visto por Salkedus recientemente, otra, llamada El mundo. En la primera asistimos a un mundo creado por un niño enfermo, donde las letras, las palabras y las frases inclusive, van desapareciendo, en medio de diccionarios y enciclopedias que nacen, vuelan y mueren en las calles. De Dos mujeres en Praga, decimos sorprendidos que la coprotagonista, una tal María José, se aparece como oyente en una conferencia real dictada por el autor. ¿Habrase visto?

De Dos mujeres en Praga Salkedus les ofrece: https://salkedus.com/dos-mujeres-en-praga/

El mundo de El mundo

Y El mundo relata en primera persona la vida del autor, desde niño hasta adulto. Pero no en biografía estándar y ortodoxa: nací, crecí, etcétera. Millás alterna la narración entre él cuando niño; y él, adulto. Y lo mezcla todo en planos, sin aviso ni advertencia para el lector, quien de ceño fruncido se va preguntando: ¿qué es esto? El surrealismo con el que está escrito llega a exasperar y de hecho, no todos llegan al final de la novela.

Se pinta la difícil infancia del autor, viviendo en uno de los suburbios de Madrid. Salkedus destaca de esa parte, dos elementos: el encuentro y la relación de Juanjo — el autor — con otro niño, el Vitaminas. Ambos crean una calle de los muertos: y se lo creen, sin que estén ausentes interesantes detalles de cierto misticismo: “el ojo de Dios” del Vitaminas; o la ventana del sótano de su casa. El otro elemento es lo imaginativo alrededor del padre del protagonista, quien tiene una tienda de abarrotes pero que Juanjo dice ser una mampara o tapadera, porque el papá dizque es agente secreto y espía.

Para una breve biografía de Millás: https://www.escritores.org/biografias/312-juan-jose-millas

La aparición de María José trastoca todo. Vive en la misma calle del barrio y resulta atractiva para Juanjo, aun desde su preadolescencia. Y en uno de esos saltos dados en la narración, presentándolos como adultos, vemos el rechazo de la chica, tras su demoledora frase dicha al protagonista: “Tú no eres interesante para mí…” Es Millás y su mundo imaginario…

De los episodios de la infancia, Salkedus trae:

“También fantaseé con la idea de que mis padres, en vez de haber tenido nueve hijos, una cantidad a todas luces inviable, hubieran tenido sólo uno, que era yo. Entonces éramos una familia feliz, sin los problemas económicos que al parecer estaban en el origen de los demás (la infraestructura y la superestructura). Mis padres se amaban y me amaban y yo les correspondía a mi vez siendo un estudiante modelo, pues en esa situación de hijo único gozaba de una habitación propia y de una mesa propia, con un cajón para mí solo, donde no me costaba trabajo estudiar. El chico de la granada de mano (‘mi casa es de mucho lujo’) era hijo único, lo que se percibía en su modo de vestir y de hablar y de andar y de sentarse. En aquella época el hijo único era una rareza, pero tampoco eran comunes las familias de nueve. Entre nueve y uno había estados intermedios que también exploré fantásticamente, aunque el hecho de tener que elegir a qué hermanos liquidar y a cuáles no me creaba enormes problemas de conciencia. Cuando la culpa alcanzaba un nivel insoportable, le daba la vuelta a la situación e imaginaba que yo era el único de mis hermanos que no había nacido (una boca menos era una boca menos). Entonces me pensaba a mí mismo sin nacer…”

La cita es de la edición impresa de la Editorial Planeta, Barcelona, 2007, pp. 186 y 187. 

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