¡Me está hablando en chino, Profe! No, no. «…Trompo, patín y vuelta de perinola…» es un fragmento de la hermosísima canción Doña Cuatricentenaria, vieja pieza compuesta por el venezolano Aldemaro Romero (Valencia, Venezuela, 1928-Caracas, 2007), sobre quien ya había hecho una entrega. Puedes verla aquí: Quinta Anauco, de Aldemaro
Caracas, la ciudad capital de Venezuela, fundada un 25 de julio de 1567 por don Diego de Losada, viene de cumplir su aniversario número 449. La viejita, creciendo aún, recordando su edad de apogeo y brillo de tiempos más civiles y tranquilos.
Sus esquinas y su Nuevo Circo ya no tan nuevo…
Con su viejo Nuevo Circo, su Teatro Municipal, su ceiba (lo que queda) de San Francisco, su vientre abierto y atravesado por su tren de mediodía y de horas pico, su Palacio de las Academias, su Aula Magna ucevista, su dédalo de barrios, su Esquina del Muerto y de Pele’lojo, su juansabroso (eso es o era un dulce criollo medio mantuano hecho con piña, batata y coco) sus diminutas cabinas del metro cable de San Agustín, sultana de siempre, histórica y por nosotros muy golpeada, vistió las galas más esplendorosas que ciudad puede vestir, cuando hace 53 años llegó a cuatrocientos años de fundada, allá por 1967.
Cuatricentenaria de gala
Para esa ocasión, la ocasión más grande y grata que hasta ahora ha celebrado la anciana rítmica, jocosa y violenta – me sigue hablando en chino, Profe – fueron muchos los actos y homenajes. Uno de ellos, que me recuerdo de niño jugando con mi muñeco JiJoe, es el que les traigo: la canción Doña Cuatricentenaria citada ya. Les invito no solamente a escucharla, sino a seguir la hermosa letra, a cargo de don Ílan Chester. Fíjense que dice: “…trompo patín y vuelta de perinola…”
Traducido al español de ahora, al contexto de hoy digo, se trata de una mención al trompo, juguete de madera o plástico, rural y urbano a un tiempo, que se baila lanzándolo al suelo mediante una cuerda atada a su alrededor y que le sirve de propulsión. Un trompo, Profe, yo lo jugué. Si pero ya casi no.
Patines decembrinos
Los patines eran emblemáticos en cada diciembre de la Caracas de esas épocas. Los modelos recientes de esos rodantes divertimentos tienen ruedas alineadas una detrás de la otra y son de silicona, silenciosas y veloces. Los de mi época eran de cuatro ruedas metálicas cada patín, bulliciosas pero lo más rápido que podía verse. Dejaban muy atrás a sus competidores, los de ruedas de goma negra. Con la perinola sí que quedo azul Profe. ¿Qué es? Otro juguete, para competir y compartir, hablar y hacer trucos. Un eje de madera en el cual se encaja un emboque o bola provista de un hoyo. Ambas piezas están unidas con una cuerda para evitar que la maza caiga al suelo si no se logra encajar.
Les dejo mis juguetes, perdón, mi recuerdo a la ciudad natal y mi gusto al evocar a los patinadores, al cloc de la perinola y a la composición de Aldemaro, quien no siendo caraqueño pedía en ella no ser despertado por estar soñando ser caraqueño.
Disfrútenla aquí…