¿Han dudado alguna vez sobre quiénes son? ¿Quiénes son quiénes? ¡Ustedes! ¿Nosotros? No, jamás. Yo, por ejemplo no. ¿Quién es usted? Yo soy Jesús Salcedo. No, no, ese es su nombre. La pregunta es, ¿quién es usted? Eh, eh, eh, yo soy profesor. No, no, esa es respuesta a la pregunta: ¿qué hace usted; o qué oficio o profesión tiene? La pregunta fue otra. Pues… Soy un humano. Pero eso somos todos; y no obstante nos diferenciamos grandemente unos de otros. ¿Quiénes somos, en realidad, pensantes filósofos? Dudar quién es uno… ¿Quién es usted entonces? Un ciudadano de esta tierra. Eso no lo identifica ni lo caracteriza. Por el contrario,…
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Esperanzas, siempre esperanzas…
Cuando el escritor se adentra en intersticios como los del tiempo, los del comienzo y del final de lo existente, pueden surgir dos o tres poderosas líneas como las citadas un poco más abajo, interrogándonos acerca del carácter circular – o no – del tiempo; y con el desarrollo de la vida, aprendiendo a hacernos la pregunta, aunque sea, de si el tiempo seguirá aun después de desaparecidos los dueños o creadores de su noción, difusa y pegajosa. Esperanzas, siempre esperanzas… ¿Habrá mundo después de nosotros? ¿Desaparecido para siempre el sol y sus consecuencias, seguirá habiendo Sistema Solar? Los otros cuerpos que alrededor de él giraron desde cuándo, ¿seguirán haciéndolo,…