• Musikalos

    En el entierro de José Arcadio Buendía, sorprendido y triste…

    Hace casi un año escribía yo, un jueves 21 de abril, en mi cuenta de Facebook: “Sorprendido y triste con la noticia del fallecimiento de Ítalo Silva. Se había ido a Macondo, junto con el entierro de José Arcadio Buendía… Y yo, sorprendido y triste. Hoy les reitero lo que una vez escribí desde mi extraño estupor y mi sed de seguir leyendo con él la obra de Gabo. Gabo y su Realismo Mágico de amores raros  Hoy en el aniversario de su ida a otras páginas, de otras vidas y otros rincones literarios y de café de letras… Con gusto extraño, con una evocación para él. Y para mis lectores,…

  • GrietaSeRajoLaTierra
    AlPieDeLaLetra

    Saramago, de las letras mágicas nos contó…

    José Saramago (1922-2010), ver:    Todos los nombres me suenan a Saramago escritor portugués a quien debemos reconocer su capacidad de sorprendernos, de su imaginación y de sus letras mágicas nos contó una vez, no ahora sino en 1986, fecha de la primera publicación de esta novela portentosa e infinita llamada La Balsa de Piedra, que un día, un mal día, una parte del continente europeo, una parte física y tangible, se desprendió del resto de la masa continental, ¡zambomba! Y así desprendida vagó flotante por los mares… Una balsa perdida como un país En el comienzo de este gran relato, del cual desde Salkedus citamos una pequeña parte, como…

  • AlPieDeLaLetra

    Dos hijos, un hijo dos veces, dos veces hijo

    En una tarde lluviosa, triste para unos, alegre para otros, goterones benditos sobre la árida tierra, goterones enormes sobre la arisca pendiente sin manto de vegetación alguna, resbaladiza muerte para unos, extracción ególatra del oro ajeno; música de aguas violentas sobre Guri para otros. Lloran éstos, cantan aquéllos y sigue una precipitación arrasando de un qué sé yo pájaro su nido recién formado en una canal de mi techo. Manantial cercando la sed sin darle lugar. Clamaba el sembrador y su ruego escuchado fue. Por sus hijos sin fuerzas ellos, con fuerzas muchas gritaba él diciendo: “No. No sólo son mis hijos”. Son los muchos hijos, son todos los de…