Constantes en el sentimiento de García Lorca veremos a la luna y a sus estrellas; al acero granadino y al yunque que lo urde. A los olivos, como frutos de dolor desde el fondo hórrido y tacaño de la guerra civil española. Sus anhelos, que lo llevaron a cantar aquello de: «por el cielo de las margaritas ando». Desde los versos de Federico García Lorca veremos siempre en flor o latentes, sus desamores en sangre, sus toreros en sangre, sus amantes en lágrimas.
Pero también las almenas de Granada y sus luces cerrando el día.
De García Lorca, sus miradas moras inescrutables, sus caballos de viento indetenible y sus espadas de rosas blancas o rojas, según su ánimo, su estupor, su mirada… Federico García Lorca, uno de los más grandes de las letras hispanas, al lado siempre de Rafael Alberti, de Cervantes o de Antonio Machado.
Nacido en la luz de Andalucía, en Granada, un cinco de junio de 1898 bajo el fuego del verano; muerto bajo el fuego del fusil el 18 de agosto de 1936, en los inicios de la guerra civil española.
Para leer algo de este último puedes hacer clic en el siguiente enlace: Caminante nunca atrás…
Por el cielo de las margaritas ando
Un poeta de esta tesitura conoce siempre de sí mismo y marca su idea del mundo desde su propia obra. Breve, les invito no solamente al clic, sino a echarle un ojo a su extensa obra, compuesta de poemas, conferencias, canciones, teatro. Entre sus obras: Romancero Gitano, su Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, su Zapatera Prodigiosa, su Poema del Cante jondo y por supuesto sus Primeras Canciones, de la cual tomé los versos siguientes:
Cuatro baladas amarillas
IV
Sobre el cielo
de las margaritas ando.
Yo la imagino esta tarde
que soy santo.
Me pusieron la luna
en las manos.
Yo la puse otra vez
en los espacios
y el Señor me premió
con la rosa y el halo.
Sobre el cielo
de las margaritas ando.
Y ahora voy
por este campo
a librar a las niñas
de galanes malos
y dar monedas de oro
a todos los muchachos.
Sobre el cielo
de las margaritas ando.