Las luces del escritor Mario Vargas Llosa remueven el cieno resbaladizo de la realidad política. Apenas abrimos o reabrimos su novela fastuosa La Fiesta del Chivo, publicada en 2000, sentimos inmediatamente que nos observan. Que la cosa es con nosotros otra vez, nosotros, América, la América que habla, se queja y sufre en español. ¿No han sentido ustedes el peso y las vibraciones de las miradas cuando se posan sobre nosotros por ejemplo, saliendo de un lugar donde gente curiosa e imprudente se fija en uno sin recato, a punto ya de iniciar su cotilleo, su comadreo? Esa energía, ese peso no físico, extraño pero existente, tocando nuestra espalda a…