En el Encuentro de Criminología, del pasado 11 y 12 de marzo, donde se dan cita los especialistas del área y de aquellas otras afines, participantes y conferencistas pero especialmente sus organizadores, tuvieron a bien ofrecerme unas palabras, muchos aplausos, gran cariño y mucho afecto.
El día de cierre el criminólogo Joselit Ramírez, director del despacho de la gobernación del estado Aragua, después de su ponencia, tuvo la gentileza de dedicarme sinceras palabras y junto a los criminólogos, otorgarme una placa, manifestación de reconocimiento a este servidor, quien en su momento había sido profesor de los integrantes del gremio; todos, egresados de la Escuela de Criminología de la Universidad de Los Andes. Fue un momento para mí extremadamente emotivo, como nunca, dado que era reciente aún el difícil acontecimiento de salud de uno de mis hijos. Y siendo los asistentes buena parte de quienes nos ayudaron a lograr, gracias a Dios, el feliz final conocido ya, no podía yo dejar pasar la magnífica ocasión para agradecerlo efusivamente. Además, la emoción se produjo en mí también por su espontaneidad al querer agasajarme; sus rostros frescos y gentiles, sus saludos sonrientes y sinceros; sus felicitaciones… Estrechando mi mano o dándome su espontáneo y noble abrazo; de estudiante unos, de profesional otros. Abrazos para todos en nombre de mi familia y en el mío propio, por siempre.
Por siempre estaré feliz de poder haberles enseñado, de saludarles en la calle, en la Facultad, en nuestra casa, la Universidad de Los Andes, en la academia, en sus labores, en la vida, por allí.
Todo ese afecto, ese software potentísimo, materializado en esa placa que ahora luzco en mis predios orgullosamente.
¡Salud a mi gente y muchas gracias!
Jesús Manuel Salcedo Picón